2013
Desembarcó como gerente general de arteBA a mediados del año pasado y hoy estrena su primera feria –la número 22, que estará abierta del 24 al 27 de mayo en La Rural– en ese cargo. En esta nota nos cuenta cómo llegó hasta aquí y nos revela su amor por el arte contemporáneo, que la llevó a confundir una simple grúa con una obra artística.
N
|
uevos aires se respiran en esta edición de arteBA (del
24 al 27 de mayo en La Rural). Es que la feria de arte contemporáneo más
importante de América Latina cambió de líder; después de cinco años de estar en
manos de Teresa Frías, ahora es el turno de Julia Converti (32), que estrenó su
cargo de actual gerenta general de la Fundación arteBA, a mediados del año
pasado. La cita fue en el Malba y Julia aprovechó el lugar para elogiar las
obras de la artista brasileña Adriana Varejão. “Son piezas explosivas y
descarnadas”, cuenta ella, verborrágica e inquieta y con su llamativo pelo rojo
intenso. Y a la hora de analizar algunas de sus metas a futuro, Julia no duda
en decir que quiere fortalecer un mercado y un público capaz de consumir y
entender el arte contemporáneo. “Por más que estés inmerso en el mundo del
arte, la línea que separa lo que puede ser arte de lo que no es muy delgada y
va mutando. Un día en una bienal fotografié una grúa pensando que era una obra
y en realidad era material de montaje. Este año me encontré con un artista que
utilizó como equipamiento clave para su producción unas grúas topadoras. ¡Tan
equivocada no estaba!”, cuenta con gran sentido del humor y aporta otro dato:
“La clave para animarse a entrar al fascinante mundo del arte contemporáneo
somos nosotros, porque formamos parte del mismo momento histórico y podemos
comprender a estos artistas”. Será por eso que otra de sus apuestas es el
comité de gente joven que participará durante dos años de la feria para acercar
nuevos públicos al arte contemporáneo y fomentar el coleccionismo. “Hoy en día
hay muchas maneras de coleccionar. Se puede construir una colección de arte contemporáneo
con un presupuesto modesto, están los que compran por relaciones más afectivas
con el arte o incluso con los artistas. ¡Necesitamos más coleccionistas para
que los artistas puedan vivir de su trabajo!”, explica Julia. Aunque en nuestro
país es complicado vivir del arte, para ella hay mucho por hacer y desde arteBA
busca ampliar el medio argentino y sumar más personas y empresas que se
comprometan con la causa.
DE
RECEPCIONISTA A GERENTE. Para hacer un poco de historia hay que decir que lo de Julia
Converti con arteBA es un romance que comenzó en la adolescencia y, como todo
amor que perdura, todavía mantiene intacto el brillo en sus ojos. Apenas
terminó el secundario Julia tomó clases de teatro, luego estudió Artes
Combinadas en la UBA y finalmente se decidió por las Artes Visuales en el IUNA.
Fue en ese momento de cambio, a los 19 años, y en busca de experiencia
profesional, que ingresó como pasante en arteBA. “Quedé absolutamente
enloquecida con ese mundo. Me inventaba trabajos para no terminar nunca la
pasantía y cumplía el horario de forma perfecta. Quería volverme necesaria para
ellos de una u otra manera”, recuerda y no duda en reconocer que su oportunidad
llegó cuando la recepcionista de la fundación se tomó licencia y Julia ocupó su
lugar. De a poco comenzó a mostrar sus conocimientos y al tiempo empezaron a
confiarle proyectos de contenidos artísticos. El área fue creciendo, la
nombraron jefa y ahora dirige la feria. Aunque este es el paso más importante
en su vida profesional, Julia siente que el proceso que la llevó hasta ahí se
fue dando naturalmente. “Cuando llegué a arteBA supe que iba a tener una
carrera larga porque trabajo con mucha pasión y porque dentro de la fundación
aprendo todos los días. Soy muy inquieta y necesito el cambio constante, pero
me quedé porque arteBA es una institución dinámica y que vive para un medio
contemporáneo en pleno movimiento y crecimiento”, explica.
LA CLAVE DEL
EXITO. Para
lograr una feria exitosa Julia cree que el trabajo en grupo es muy importante.
“Mi rol es ser una especie de mediadora. Trato de ser una esponja que reúne
toda la información y las más diversas situaciones para así poder realizar
conexiones interesantes entre distintas partes. Si un artista me cuenta un
proyecto y otro día hablo con una empresa que podría llegar a apoyar esa idea,
los contacto y entonces hay romance asegurado”. La labor de producción está
llena de imprevistos. Los días previos a arrancar la feria Julia se pone muy
ansiosa y hasta sueña que durante el evento se suceden situaciones
problemáticas: “Para mí los sueños son muy reveladores, de hecho muchas veces
me levanto y me autoenvío mails de noche para recordar cosas al día siguiente”,
revela sin pudor a la vez que asegura ser amiga de artistas, galeristas y gente
del medio. “Me fascina estar entre artistas, los admiro. La gente que hace arte
son personajes muy seductores y especiales porque están en otro universo de
creación, no porque sean difíciles de tratar. Eso es un falso mito”, afirma.
SU MUNDO PRIVADO. Julia no pasa inadvertida y combina su personalidad
extrovertida con un look aún más llamativo. Su fetiche son los accesorios y no
puede estar sin pulseras y sin algún collar o pañuelo alrededor del cuello.
“Tengo el pelo colorado desde los diecisiete años, es como una especie de marca
registrada”, cuenta. Y agrega que se lo corta y se lo tiñe ella misma para
ahorrar tiempo. Es que su agenda rebalsa de reuniones, llamados y eventos. Se
levanta a las siete de la mañana, chequea mails, se toma un rato para sus
asuntos personales y parte para la fundación. Nunca cumple el horario de
oficina porque reparte su tiempo entre reuniones y citas en galerías,
instituciones o museos para ver lo que está pasando en el medio local. Entre
sus actividades también está viajar con frecuencia al exterior en busca de las
novedades artísticas. Visita muestras y bienales, pero también se hace un
tiempo para recorrer las ciudades caminando y conocer lugares poco turísticos.
Después de arteBa la espera la Bienal de Venecia y unas merecidas vacaciones
por Berlín y Londres. Más adelante planea un tour por México y por Oriente.
Julia vive
del arte, para el arte y con arte. En su casa tiene varias obras de arte
contemporáneo que compró en una especie de trance. “Hay obras que me gustan
mucho, pero no puedo convivir con ellas. En cambio, con otras tengo un romance
a primera vista y las quiero poseer, que sean solamente mías”, dice. La mayoría
se encuentran en su escritorio y en una vitrina empotrada que llama “la mini
galería”. No se considera coleccionista, pero no se priva de comprar lo que le
gusta. En la última feria arteBA adquirió una instalación de frutas de Luciano
Rondolini, recubierta con diamantes de plástico. Es una obra viva, porque las
frutas se fueron descomponiendo hasta convertirse en polvo, y a pesar de eso
Julia la eligió igual y le dedicó mucho cuidado y atención. “Cuando las frutas
empezaron con el proceso de deterioro tuve que dejarlas en el exterior para que
se secaran al sol hasta que perdieron el olor de la descomposición, que a su
vez trajo algunos bichos. La cuidé como a una mascota y generé una relación con
la obra. Hoy está en la última etapa y me gusta ver cómo va cambiando la
fisonomía de la pieza”, revela sabiendo que no muchos comparten tal pasión por
el ¿arte?
Fotos: Carlos Alfano
Link: http://www.parati.com.ar/lo-nuevo/actualidad/julia-converti/14080.html