EN FOCO: LA ARTISTA AILI CHEN ENTREVISTADA POR LA GALERISTA ELEONORA MOLINA
Eleonora Molina: Sos una de las finalistas del Premio Petrobras de este año, ¿en qué te inspiraste para realizar la obra?
Aili Chen: En este caso en particular creo que es un pequeño homenaje al género del cine como formato. Trabajo como directora de arte para cine y amo ver películas. Las que me pegan son las que me inspiran. Me interesa trabajar con esa herramienta para contar una historia que puede crear su registro en la vida real de cualquier persona. Esta obra tiene que ver con sentimientos muy personales y espero que al espectador le sirva como vehículo para viajar a otro lugar e inspirarse con su propia historia o con alguna que se imagine estando ahí presente.
EM: ¿Nos podés adelantar algo de lo que vamos a ver?
AC: La idea formalmente se va a ver como un decorado de cine, un set de filmación, y es una recreación o una interpretación de un decorado de la película Hiroshima Mon Amour. La idea es trabajar el espacio como un vehículo emocional. El público podrá ingresar en la habitación de este hotel de los años `50, y por la ventana se podrá ver una retroproyección de un paisaje de una imagen documental. La idea es que el espectador recorra el espacio, permanezca y vea qué le sucede. Quiero despertar la experiencia de transitar la realidad/ficción del interior íntimo y el exterior público. Una habitación de un hotel formalmente es un espacio público, pero mientras estas allí es un espacio íntimo, y quise incluir en la obra esas aparentes oposiciones en los significados de los espacios. arteBA es un espacio público y de pronto ingresás a una habitación que propone total intimidad. Eso que permite el set de filmación es muy mágico.
EM: ¿A qué te referís cuando nombras al espacio como vehículo emocional?
AC: Muchas veces nos inspiran canciones, libros o películas y nos conectamos con lo que sucede en ese momento que escuchamos la canción o que leemos. Entonces, quería trabajar el espacio como un link emocional, porque si una canción te emociona, un espacio también puede hacerlo. Este decorado en particular me hace volver a él, una y otra vez, desde que vi la película en los `80. Siempre vuelvo a esa habitación y de repente ocupa un lugar en mi cabeza, y ese espacio empieza a tener un significado para mí, más allá del que la película y los personajes puedan darle. Entonces empecé a preguntarme qué pasaba con ese espacio, por qué siempre se conectaba con ciertas emociones mías. Muchas veces, cuando viajo sola y voy a un lugar que no conozco, tengo la sensación de ir a esa habitación. Entonces, sentí que tenía que hacer algo con esa imagen y empecé a dibujarla.
EM: ¿Usas el material en función de la idea o al revés?
AC: Creo que siempre viene primero la imagen y después trato de encontrar el formato o las herramientas que me permiten llegar a esa imagen. Hay que tener en cuenta que la producción es una herramienta de trabajo para los artistas. Saber cuánto es el costo que necesitas para producir cierta obra, es una herramienta que te ayuda a organizarte y a sentirte más seguro. Si bien no tengo un formato fijo para realizar mis obras, me siento con la confianza de que puedo llegar a manejar la situación. La producción es un eje muy importante que está un poco invisible y tiene que salir a flote, porque ayuda a que el trabajo funcione.
EM: ¿Para trabajar te sirve más algún estado de ánimo en particular?
AC: Supongo que al venir siempre de uno mismo van a tener algo en común. Me gusta trabajar con mis propias emociones, sentimientos que conservo íntimamente, que vienen de la infancia, que tienen que ver con miedos o secretos, y que incluso algunos los seguimos acarreando. Pero tengo formatos muy diferentes para expresarlos formalmente: animación, escultura y acuarela, que me gusta mucho para sacar las primeras imágenes que tengo en la cabeza, entre otros. Pienso que cada trabajo va descubriendo la imagen y su herramienta al mismo tiempo.
AC: Esto me hace acordar a una anécdota con un fotógrafo de cine con el que trabajé. Cuando estábamos filmando una película juntos él estaba muy mal, y me contó que antes de empezar el rodaje le dijo a su novia que las películas que hacía cuando estaba abandonado le salían mejor. La novia aprovechó, lo dejó y el hizo una de sus mejores películas: Happy Together. Quizá las experiencias tristes o los momentos de crisis te dan mayor densidad o te marcan mucho y generan la necesidad de dar vueltas ahí hasta encontrar la punta para salir. Las crisis te dan la oportunidad de una nueva identidad. Los momentos de miedo son los que a mí me inspiran. El miedo es un gran imán si uno se anima a meterse ahí. En vez de esquivarlo, hay que registrarlo.
EM: ¿Cómo decidiste dedicarte al arte?
AC: No vengo de familia de artistas, pero sí me gustaba pintar y me resultaba muy placentero. Estudié pintura en forma particular en la secundaria con un profesor chino que me dejó una base muy buena en manejo de óleo y acuarelas, pero no sabía para qué lo había estudiado. Cuando terminé la secundaria, una persona muy cercana me preguntó por qué no estudiaba Bellas Artes. A partir de ahí pasé a tener una conexión cotidiana y más completa con el arte. Después empecé a trabajar en cine y de a poco fui encontrando una voz propia. El arte ocupa un lugar en mi vida que tiene que ver con una necesidad de expresión, pero también con experiencias muy conmovedoras que he tenido con trabajos de otras personas, admiración a la posibilidad de descubrir otro punto de vista de las cosas, de la belleza y de ciertas reflexiones.
EM: ¿Cuál de tus obras salvarías de un incendio?
AC: Salvaría mis dibujos chiquitos. El dibujo es lo más inmediato, lo más cercano y lo más íntimo, porque es algo que lo haces sin proponerte demasiado para qué ni por qué. El dibujo simplemente sucede y es algo directo, porque no necesitas más que una hoja y un lápiz. Hay personas a las que les pasa eso con la escritura y a mí me pasa con el dibujo. Me gusta mucho ver los croquis de otras personas también. Si pudiera coleccionaría dibujos chiquitos de otros artistas.
EM: Y vos, ¿haces croquis o lo que sale muchas veces es la obra terminada?
AC: A veces sí y a veces no. Soy un poco mental para dibujar y lo pienso mucho. Hay una primera imagen, pero lo depuro antes de empezar a ejecutarlo.
EM: ¿Con qué quisieras experimentar que todavía no lo hiciste?
AC: Con la música, pero es muy difícil como herramienta. Toco la guitarra pero con manos de tijera. Me gusta el indie, el rock y el pop, y algún autor particular como Tom Waits que se identifica con distintos momentos de mi vida. En una muestra del año pasado trabajé con sonido y fue una experiencia muy interesante que en algún momento podría profundizar.
EM: ¿Volviste a tu país a trabajar alguna vez?
AC: No, nunca. Si existe la posibilidad y gano el premio Petrobras podría intentar hacer algo allá. Vivo en Argentina hace bastante y me siento extrañamente como en casa.