2015


Después de salir de la veterinaria, Federico Sordo frena cada taxi hasta encontrar uno que lo lleve de regreso a su casa con el perro que encontró bajo la lluvia la noche anterior. Allí lo cuidará, junto con sus dos gatas y su perro Barón, hasta que le consiga un nuevo hogar.
Esta historia se repite desde hace más de tres años, cuando decidió refugiar a un perro herido que apareció en la puerta de su edificio. Con paciencia, Federico conquistó su confianza, lo curó y, para encontrarle una familia, creó una página de Facebook llamada “Cascote, un perro macanudo”, que hoy ya tiene más de 64.000 seguidores.
Muchos perros y gatos pasaron por su casa, pero con Barón fue distinto. “Él me eligió a mí. Después de acompañarlo siete meses durante una rehabilitación muy difícil, porque Barón había sido atropellado, ya no pudimos separarnos”. Construyeron entre ambos un vínculo muy especial, una complicidad, un amor transparente.
Quizá Barón sepa que lo de Federico por los animales no es solo solidaridad o empatía, sino una elección de vida. Se hizo vegano porque no quiere formar parte de una demanda que consume productos de origen animal o testeados en animales. “Hoy existen muchos sitios donde informarse para saber qué consumir. Solo se trata de elegir un producto de la góndola en lugar de otro”

ENTRE DOS CAMINOS OPUESTOS

Cuando era chico y andaba en bicicleta, Federico frenaba cada vez que veía una hilera de hormigas y levantaba la bici para no pisarlas. En sus fantasías infantiles, quería ser veterinario, y aunque cursó la carrera durante un año y medio, se dio cuenta de que ese no era su lugar.
Sin pensarlo demasiado, empezó a estudiar Dirección de Arte Publicitario, porque le atraía pensar e innovar sobre cosas realizadas. Pero se sentía incómodo y en contra de sus principios en las agencias de publicidad, mientras que en sus horas fuera de la oficina desarrollaba proyectos sociales (entre ellos, algunos para fomentar la lectura o para ayudar a personas en situación de calle), y también fue voluntario de Un Techo para mi País. Así, de a poco, descubrió que “las ideas se pueden
desarrollar sin presupuesto, con ganas y sin excusas”
El día en que encontró a Cascote, el primer perro lastimado en la puerta de su casa, Federico decidió volcar toda la experiencia que había adquirido en pensar una idea, un tono de comunicación y un target específico de público para armar una campaña de adopción. Fue tan exitosa que él mismo se sorprendió y decidió convertirla en proyecto.
Se arriesgó. Dejó su trabajo como publicitario para embanderarse con la causa animal. Aunque hay muchas personas que lo hacen, su labor se distingue por la manera en que combina las herramientas de comunicación, publicidad y marketing. Para él, el mensaje es una pieza clave. “Escribo poniéndome en el lugar de cada perro y gato encontrado, creando distintos personajes. Me cuido de no enjuiciar y de que el mensaje esté por encima de mis intenciones y deseos” 

SOÑAR SOBRE RUEDAS

Hubo momentos en que le faltó plata para pagar el alquiler de su casa e incluso para comer; no tenía ánimo y no quería levantarse de la cama. Pero de esas tormentas, siempre buscó salir rápido, apoyándose en una frase: “No estás deprimido, estás distraído”
Hoy, enfoca toda su energía en un viaje que planea hacer por Argentina junto con Barón, para difundir todo en lo que él cree, y la emoción lo empapa. “Me parece increíble haberle encontrado sentido a mi vida. Me siento bien conmigo mismo, en armonía”, confiesa un grande que volvió a sostener una bandera de cuando era chico.