2016


PUEDE QUE SEA EL PERIODISTA MÁS POLÉMICO DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS, AMADO U ODIADO POR MUCHOS, PERO ES IMPOSIBLE NEGAR QUE SE CONVIRTIÓ EN UNA VOZ INELUDIBLE. EN ESTA ENTREVISTA HABLA DE LA LABOR PERIODÍSTICA, DEL ARTE, DEL PROCESO DE ESCRITURA, DE LAS REDES SOCIALES, DE LOS NUEVOS MEDIOS Y DE LA IDIOSINCRASIA ARGENTINA.

Detrás de la escenografía de Periodismo para Todos, nos espera Jorge Lanata. Ahí entre cables y pantallas es su camarín, dice que así está más cómodo. Solo hay una mesa con una computadora, algunas botellas de Sprite, pañuelos descartables, un frasco de alcohol en gel, pastillas de menta, un gran cenicero de vidrio, un paquete de cigarrillos Parliament y otro Benson & Hedges.
Con eso se arregla, Lanata no pide nada mientras dura la entrevista y ni siquiera antes de comenzar con el programa, incluso llega al canal vestido para la ocasión. Somos nosotros los que le pedimos sacar fotos para subir a Instagram y él nos responde que hagamos todo lo que queramos.
Relajado y jugando con el respaldo de la silla, mientras fuma sus cigarrillos, habla de todo y como reza el nombre de su programa radial, Lanata sin filtro, (nunca un nombre le calzó tan justo a alguien), en cada respuesta dice lo que piensa sin callarse nada, aunque vaya en contra de todo y de todos. Lujos que puede darse quien despliega pensamiento crítico, inteligencia y una larga trayectoria en la profesión.
A los cuatro años, Lanata aprendió a leer, a los trece publicaba notas en un diario de Avellaneda y a los catorce ya trabajaba en la radio. Estudió Filosofía y Derecho, pero abandonó ambas. Aunque también fue mozo, acomodador de cine en Mar del Plata y oficinista, su vocación como periodista lo convocaba.
“Cuando empezaron a publicar mis notas en el diario me dio ímpetu para pedir trabajo en la radio. Ese día estaba en el centro yendo a casa de una tía, pasé por la puerta de Radio Nacional y entré sin pensarlo. Pedí hablar con el gerente y con el uniforme de colegio le dije que quería ser periodista. Le debo haber caído bien porque aceptó. Mi papá tuvo que firmar para que pudiera trabajar, empecé escribiendo informativos y más tarde fui cronista”, recuerda de aquellos días.
Aunque muchas veces le dijeron que no, criticaron su trabajo y tuvo varias idas y vueltas; Lanata supo mantenerse en el medio siendo hel a sus convicciones: “De Radio Nacional me fui por voluntad propia, porque me censuraron un tema de Mercedes Sosa en la época de la dictadura y era algo ridículo. No quería laburar con idiotas”.
Con su estilo rebelde y su visión perspicaz de las cosas, muchos de sus proyectos transformaron el periodismo, como la creación del mítico diario Página/12: “Lo que hice en Página/12 fue tratar de plantear una relación más humana con el lector, hacerle un chiste y jugar con el título de las notas. En los primeros años la gente nos llamaba a la redacción para sugerirnos títulos. También buscamos que las fotos fueran notas en sí mismas y no ilustraciones: no queríamos la cara del tipo sino al tipo metiéndose el dedo en la nariz. Además, mezclamos el periodismo con la literatura: empezábamos las notas con un diálogo y buscábamos el suspenso como en un cuento, para mantener la atención del lector”, enumera Lanata.
Cosas como esas hizo a montones, tantas que sería imposible nombrarlas a todas: radio, cine, televisión, documentales, literatura e incluso teatro de revista. Escribió trece libros y fundó diarios, revistas y portales de noticias. Hoy tiene una columna en el diario Clarín, conduce Lanata sin Filtro por Radio Mitre y continúa con el reconocido ciclo televisivo Periodismo para Todos por Canal 13.
¿Por qué seguir haciéndolas después de tantos años? Su respuesta es simple: “Soy naturalmente curioso. No hay nada que no me interese, por eso hago esto”.

Al repasar tu carrera profesional se nota que siempre fuiste muy fiel a lo que sentías en el momento
Sucede que siempre se presenta una palea entre ser periodista y ser persona. A veces te gana la persona y otras veces te gana el periodista. Por ejemplo, cuando insulté a Cristina (Kirchner), me ganó la persona. Pero no me arrepiento de eso, porque es lo que me hace ser yo mismo. A los demás no les gana la persona

¿Te sentís totalmente libre o los medios a veces te atan?
Si no te sentís libre terminás saltando embolsado. Los medios tienen esa lógica: cuando pensás que tenés que estar acá porque esto es tu vida, cagaste. Y es mentira que haya que estar siempre presente. Yo estuve ocho años afuera de la tele y cuando volví tenía más rating que cuando me fui, porque la gente no es tarada. Si la relación que tenés con el público es real, no se olvidan de vos.

Hablando de la gente, ¿cómo te llevás con tanta popularidad en los últimos años?
A veces es un poco invasivo, pero no me arrepiento para nada, estoy un poco más fóbico y no voy a lugares donde hay mucha gente. Antes me gustaba escribir o perder el tiempo en los bares, pero ahora no puedo porque se sienta gente en mi mesa y a veces no tengo ganas de hablar. Pero todos me tratan como si fuera de la familia: me reconocen en la autopista desde atrás y me tocan bocina o tipos que están con un cigarrillo me dicen “fumá menos, hijo de puta”.

Volviendo a tu carrera, ¿Por qué te avocaste al periodismo político y no a otro rubro?
Yo nunca quise ser periodista político. Incluso me cansa el periodismo político y he hecho otras cosas mucho más importantes, como el documental 26 Personas para salvar al mundo. Las boludeces que dicen los ministros y y la política de pasillo no es importante. Por eso también creo que a veces el periodismo te distorsiona el punto de vista y te hace creer que son importantes cosas que en realidad son pelotudeces. Un libro o una película le cambia mucho más la vida a una persona que una nota.

¿Entonces qué te apasiona del periodismo?
Las historias. Para mí no hay buenas o malas notas, sino buenos o malos periodistas. Hacer una buena nota con Obama es fácil porque te da un título atrás del otro, el problema es cómo hacer una buena nota con el portero de Canal 13 que seguro tiene una historia para contar. La cuestión es tener la sensibilidad para descubrir esas historias. Nosotros tenemos que ser capaces de hacer una buena nota con cualquier tema. Después puedo contarlo de la forma que quiera: en prosa poética, en un off de un guión, en radio o en una crónica. La forma es un instrumento para comunicar un contenido, pero no es la que lo define.

¿Y vos cómo te das cuenta cuando un periodista es realmente bueno?
Me pregunto qué notas suyas recuerdo. A lo mejor hay periodistas que pensás que son buenos y no te acordás de sus trabajos, porque escriben lindo pero no dicen nada. A los estudiantes de periodismo siempre les recomiendo que estudien cualquier cosa que les de cultura general y que escriban mucho. El periodista que sale de la facultad es crítico, no es hacedor.

"EN LOS ÚLTIMOS AÑOS EL NIVEL QUE ESTÁ TENIENDO EL PERIODISMO ES UNA PORQUERÍA".

¿No habría que cambiar la formación académica?
Eso es parte de una discusión más larga porque la cultura (incluida la literatura, la pintura, el periodismo y otras cosas) está ganada por los críticos desde hace treinta años. Todo bien con los críticos, pero yo estoy en el medio del ring peleando y abajo hay un tipo con la camisa nueva que anota los golpes que doy y recibo. Que diga lo que quiera, pero ese tipo no tiene nada que ver conmigo. Un tipo al que le va bien en la profesión no enseña, porque no tiene tiempo. Entonces enseñan los que nunca la ejercieron y eso no sirve. El poder de la academia lo ganaron los críticos y es muy difícil cambiar las currículas. Mucho más después del periodismo militante que también se cristalizó en la academia.

¿Podría decirse que el periodismo en la Argentina tiene un panorama negro?
En los últimos años el nivel que está teniendo el periodismo es una porquería por muchos motivos. Pero principalmente porque los chicos están más preocupados por ser famosos que por ser buenos. No entienden que es al revés: si sos bueno probablemente con el tiempo seas famoso.

Pero aunque alguien sea bueno, ¿a veces no se dificulta acceder a los medios?
Es terrible decir esto, pero yo nunca encontré tipos buenos que se quedaran completamente afuera. Si me traés Cien años de soledad, ¿pensás que soy boludo y que no lo voy a publicar?

Sin embargo a García Márquez se lo rechazaron en muchas editoriales.
¡Eso es un mito! ¡No me jodas! En los diez años que dirigí Página/12 solo tomé a dos personas que se presentaron espontáneamente porque vi un gran potencial en ellas. ¿Cómo no voy a querer trabajar con los mejores? Si vos me das algo bueno, te voy a tomar; pero eso del genio incomprendido es raro. El que es bueno, con el tiempo llega.

¿Y qué pensás de los nuevos medios?
Creo que después de la creación de la imprenta, el invento más importante y democratizador fue internet. El problema es que la filosofía quedó atrás de la tecnología. Hay un montón de preguntas que la tecnología ya respondió y la filosofía aún no. Entonces tenemos diarios del siglo XIX en el siglo XXI: título, bajada, volanta, recuadro de color y foto en el medio. ¡Es ridículo! La radio, la televisión y los dispositivos electrónicos se van a sintetizar en internet y ya no va a haber soportes distintos.

¿La prensa gráfica va a dejar de existir?
Creo que va a tener un decrecimiento vegetativo y va a ser como los libros: una cosa chiquita y prestigiosa. Los diarios ya no van a influir como lo hacen hoy. No hay ningún motivo por el cual seguir viendo papel cuando en internet hay archivos, audios y fotos. Lo que me parece interesante es que a las nuevas generaciones les toca renovar los medios.

¿Cómo te llevás con las redes sociales?
No uso redes sociales, porque no necesito expresarme más de lo que ya lo hago. Twitter le sirve a los periodistas que no pueden decir lo que piensan en su laburo, ¿pero yo qué más voy a decir? Solo putearía. Lo que me parece interesante cuestionar es el anonimato en internet. Probablemente si todos nos hiciéramos cargo de lo que decimos, la pelotudez en internet bajaría notablemente, pero la gente es cagona. Las máquinas no tienen moral, nosotros hacemos buenas o malas las redes según como las usemos.

Después de haber trabajado en la radio, la televisión y la gráfica, ¿qué saca de vos cada una?
Cuando pienso en mí me veo escribiendo tranquilo. Todo lo demás me sale, pero lo que no puedo hacer es dejar de escribir, incluso no siempre escribo para publicar. Y es muy raro, porque todo el tiempo pensás que no podés, que nunca más vas a escribir, que no te va a salir nada más; y después te sentás y sale.

"SIEMPRE SE PRESENTA UNA PELEA ENTRE SER PERIODISTA Y SER PERSONA. A VECES TE GANA LA PERSONA Y OTRAS VECES GANA El PERIODISTA. POR EJEMPLO, CUANDO INSULTE A CRISTINA (KIRCHNER), MEGANO LA PERSONA. PERO NO ME ARREPIENTO DE ESO, PORQUE ES LO QUE ME HACE SER YO MISMO. ALOS DEMÁS NO LES GANA LA PERSONA ".

¿Siempre es el mismo círculo, incluso con las notas?
Sí, estás pensando una cosa y no sale hasta que se ordena en vos de una manera en la cual no intervenís, y te sentás y la escribís. Entonces ya dejé de angustiarme por no escribir, porque si lo pensás es mucho más el tiempo que pasás sin escribir. En general en las notas termino apurado y solo escribo media hora antes de la horca. Todos los periodistas somos así.

Entre las tantas cosas que escribiste, hay un libro donde analizás los defectos argentinos, ¿hoy siguen siendo los mismos?
Sí, porque no tiene que ver con las épocas, sino que es algo más de base. Me interesaba saber por qué somos uno de los pocos países del mundo que va para atrás. También me parece que confundimos a los genios con los países, cuando en realidad Borges podría haber nacido en Inglaterra y hubiera sido Borges de todas formas. Los genios no son producto de su entorno, sino al revés: son la excepción a su entorno, es decir que sobrevivieron a la Argentina. Es un falso nacionalismo pensar que llegan porque son nuestros. Por supuesto que además tenemos virtudes como esa cosa bien pasional y la improvisación. Yo soy muy argentino.

También hiciste el documental 26 Personas para salvar al mundo, ¿vos cómo lo salvarías?
Dándole información. Siempre es mejor saber que no saber y pienso que de esa forma nuestra labor como periodistas ayuda un poco a salvar el mundo. Incluso aunque lo que tengas que saber sea terrible, porque saber te vuelve responsable. Lo que más me preocupaba cuando empezó Periodismo Para Todos en pleno gobierno K era que la gente perdiera el miedo. El miedo es una construcción subjetiva, aquello a lo que le temés toma la grandeza que vos le das; entonces la información sirve para combatirlo. Por eso, a mí me caen bien los hackers, porque creo que la información es de todos. Lo que no me gusta es que especulen con el tiempo y la forma en que la dan.

¿Creés que ahora la sociedad argentina perdió un poco el miedo?
Un poco sí, pero no completamente. Hay gente que todavía hace denuncias anónimas o me dice que no los nombre porque pueden echarlos de su trabajo. Nos cuesta asumir las cosas, no somos un país valiente. Si lo fuéramos no hubiéramos tenido una dictadura durante tanto tiempo y hubiera terminado por la resistencia de la gente y no porque los militares no pudieron soportar su propia torpeza en la guerra de Malvinas.

“A VECES EL PERIODISMO TE DISTORSIONA EL PUNTO DE VISTA Y TE HACE CREER QUE SON IMPORTANTES COSAS QUE EN REALIDAD SON PELOTUDECES. UN LIBRO O UNA PELÍCULA LE CAMBIA MUCHO MÁS LA VIDA A UNA PERSONA QUE UNA NOTA”.

Y vos, ¿a qué le tenés miedo?
A las películas de terror. No veo ni en pedo una película de terror. Cuando era chico vi El exorcista y todavía me acuerdo de la mina vomitando en la esquina de la habitación.

"ME PARECE INTERESANTE CUESTIONAR EL ANONIMATO EN INTERNET. PROBABLEMENTE SI TODOS NOS HICIÉRAMOS CARGO DE LO QUE DECIMOS, LA PELOTUDEZ EN INTERNET BAJARÍA NOTABLEMENTE"

En el último tiempo te empezaste a interesar por la pintura, ¿qué te atrae del arte?
El año pasado, después de mi operación, tuve la sensación de que quería ver cosas lindas, por eso empecé a estudiar pintura y estoy armando mi propia colección. Me gustan los pre geométricos, parte de la escuela de La Boca, Lozza y Pettoruti. No veo muchos artistas emergentes porque no voy a las muestras, pero si el artista no me transmite nada no me engancho. Lo que noto y me parece raro es que hay un arte acá y hay otro arte en el mundo. En nuestro país son importantes tipos que afuera no existen.

Hoy Lanata es un referente para muchas personas, ¿cuáles son los tuyos?
A mí no me gusta ser referente para nadie y si puedo elegir prefiero no serlo, ¡Que cada uno se haga cargo de su vida! Tampoco puedo hablar de alguien que sienta como referente porque no tengo ese concepto. Si me preguntan por referentes me parece algo similar a abrir la Biblia y ver qué página me toca, cosa que no hago.










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