“No es un invento ni una moda”. Cómo identificar a una persona diagnosticada como ‘altamente sensible’


Karina Zegers, especialista radicada en España, explica qué siente alguien con un sistema nervioso más desarrollado que la mayoría de la gente

Karina Zegers de Beijl llevaba una vida bastante retraída, los eventos sociales solían abrumarla y trabajar en una oficina la superaba. Nunca supo por qué le sucedían estas cosas, hasta que, a los 52 años, durante una discusión con su pareja de aquel entonces, él le dijo que buscara en internet lo que le pasaba porque su sensibilidad no era normal y seguramente necesitaba psiquiatra y medicación. Karina prendió la computadora y enseguida encontró el trabajo de la psicóloga americana Elaine Aron, quien acuñó el término PAS (Persona Altamente Sensible).

En los años 90, Aron le puso nombre a este rasgo de la personalidad después de descubrir que dos de cada diez personas (tanto hombres como mujeres) son considerablemente más sensibles que el resto. Se habla de Alta Sensibilidad si alguien tiene su sistema nervioso más fino, más desarrollado que la mayoría de la gente. Esto tiene como consecuencia que esa persona reciba a la vez mucha más información sensorial que alguien con una sensibilidad media.

Karina leyó todos los libros de Aron sobre este tema, y se dio cuenta de que ella no tenía ninguna enfermedad, sino que era PAS. Se contactó con Aron y comenzó a tomar sesiones con ella, hasta que sintió que tenía que hacer algo con todo eso y ayudar a los demás. “En solo cuatro sesiones, me cambió el mundo y empecé un trabajo muy profundo, porque descubrir el rasgo no significa que la vida se soluciona”, recuerda Karina.

Así fue como comenzó a formarse como coach y otras especialidades como comunicación no violenta. Después de un año de estudio y trabajo personal, a fines del 2004, se animó a comenzar a difundir este rasgo de forma gratuita en España, donde reside actualmente.

Desde entonces, no paró en este camino: en 2014 fundó la Asociación de Personas con Alta Sensibilidad de España (Apase), en 2018 formó parte del Comité Directivo y organizador del Primer Congreso Internacional sobre la Alta Sensibilidad y ya lleva publicados tres libros (La alta sensibilidad, Personas altamente sensibles y Niños con alta sensibilidad).

“Lo más importante es entender que esto es un rasgo y no una condición, es decir, un problema mental o conductual. Y como es un rasgo de la personalidad o del temperamento no se puede hablar de una cura. Sin embargo, la misma persona puede hacer cosas para encauzar esa sensibilidad y ganar un mayor equilibrio emocional”, explica Karina.

–¿Existe un test o alguna forma concreta de saber si una persona es altamente sensible?

–Aron desarrolló un test, pero yo prefiero trabajar con los cuatro pilares de características base en que la PAS se tiene que reconocer. Estos pilares funcionan como una unidad, ya que la persona tiene que verse en los cuatro sí o sí. Es decir, si falta un pilar no se considera PAS.

–¿De qué se tratan estos cuatro pilares?

–El primero es la manera en que procesamos la información. La PAS tiene un procesamiento profundo de toda la información que le llega, tanto sensorial como emocional. Por eso es muy importante saber poner un freno en cuanto a la exposición a la información. El segundo pilar es la sobreestimulación, es decir que, si hay un exceso de información a gestionar y la PAS no tiene el tiempo necesario para hacerlo, esa información no gestionada se va acumulando y genera una carga de estrés que hace que la persona se sobre-estimule o se sature y, por ejemplo, necesite irse de un lugar. El tercer pilar es una fuerte emocionalidad ligada a una gran capacidad empática, es decir, tener ojos para otra persona y ponerse en sus zapatos. El cuarto pilar es la sensibilidad sensorial, especialmente de cara a sutilezas, advertir cosas que la mayoría no ve. El ejemplo clásico que suelo dar es con el Juego de las diez diferencias o Buscando a Wally, porque a las PAS se les hacen muy simples este tipo de actividades.

–¿Este rasgo es hereditario o puede adquirirse en el tiempo?

–Las investigaciones realizadas dicen que este rasgo es genético, o sea que uno de los padres o ambos también lo tienen. Lo que sucede es que no siempre es tan fácil reconocerlo en generaciones anteriores, porque la pauta general de este mundo es que hay que ser competitivos y muchos PAS se ponen corazas. Los padres no quieren que sus hijos PAS sufran lo que ellos sufrieron e intentan convertirlos en seres más duros diciéndoles frases como: “No hay que llorar”, “Otra vez con tus dramas”, sin entender que esto es como matar al espíritu. Por otra parte, se nace con este rasgo. Por eso es importante distinguirlo, por ejemplo, de un síndrome postraumático que puede parecer PAS; ya que en estas situaciones la persona suele volverse muy emocional y sensible.

–¿Sensibilidad y emocionalidad son lo mismo?

–No necesariamente. Una persona puede ser sensible, pero si no es PAS, no es tan emocional. Con emocionalidad nos referimos a llorar o reír con facilidad, por ejemplo. Las PAS llaman la atención en el sentido de que son más emocionales en comparación con la gente que no comparte el rasgo.

–Más allá de los pilares, ¿hay características comunes a todas las PAS en su personalidad?

–Sí y no, porque esto depende mucho de la educación, del entorno y del temperamento que tiene la persona; porque no somos solo altamente sensibles sino muchas cosas más. Un detalle importante es que, a diferencia de lo que se cree, dentro del colectivo PAS hay tanto introvertidos como extrovertidos. Lo que sucede con los extrovertidos PAS es que se les hace más difícil encontrar frenos, porque justamente pasan mucho tiempo fuera, con mucha gente, y suelen olvidarse de sí mismos.

–¿Creés que todavía falta más difusión sobre este tema?

–Llevo 20 años en esto y, aunque desde mi lugar hago todo lo que puedo para que la divulgación sea efectiva, me doy cuenta de que mucha gente todavía no tiene acceso, menos en Sudamérica. También sucede que la mayoría de los psicólogos que no son PAS, no reconocen el rasgo y suelen considerarlo un invento o una moda. Por otro lado, los psicólogos que sí lo reconocen, a lo mejor no saben cómo tratarlo, ya que requiere de mucha indagación, es un tema complejo. La buena noticia es que estamos llegando a muchos padres y esto es súper importante para aprender cómo educar de una manera sana, ayudando al niño altamente sensible para que sea un ser equilibrado.

–Además del autoconocimiento, ¿hay otras claves diarias a tener en cuenta para que las PAS puedan cuidarse?

–Lo primordial es entender el rasgo y a nosotros mismos. Así podemos darnos cuenta de por qué nos agobiamos en caso de que esto suceda. Hay que tener en cuenta que la energía de las PAS se agota más rápido que las pilas de las no PAS. Por eso es importante aprender a decir no puedo o no quiero; y no dar de más sino medir las fuerzas. También es bueno tomar pausas diarias, aunque sean pequeñas, para desconectar y bajar la información que quedaba pendiente para ser gestionada. Otras claves son hacer respiraciones unas cuantas veces al día, estar en contacto con la naturaleza, desarrollar un hobby y dormir como mínimo ocho horas. Y no tomar estas cosas como un capricho, sino como una necesidad.

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